jueves, 17 de abril de 2008

Otoño en mi alma

Quién, qué, cómo, por atrás de la raíz de la muela sube el dolor y no hay quien pueda vivir sin una refrescante, una burbujeante, una estimulante tableta de Sonrisal. Sonrisal, como todos sabemos, nació el 25 de Noviembre en la ciudad de los boludos, claro está que a las ocho de la noche de un día totalmente nublado. Pariente cercano de la Coca-Cola, ya que junto con ella refresca mejor, alivia la fiebre y calma el dolor, está casada con el azul de metileno que le dá un tenue tinte violáceo. Todo va mejor con salchichas Wilson y siempre existe la posibilidad de que usted tenga un auto para darse el gusto de hacer pasar un tigre por el ojo de un tanque de nafta. La interrogación tiene magia, la magia es la que le atribuye libertad al misterio, el misterio es la porción desconocida de la realidad y en la calle cucha cucha hay un arbolito así de chiquito donde vive trepado un mono desde hace dos años. Una señora lo alimenta y le canta para que se duerma, un señor lo putea antes de irse a dormir, un chiquito le saca la lengua mi mamá en cambio es una enamorada furiosa del canal nueve, es un canal largo, largo que baja y se pierde. Tengo un dolor aquí –Malena- que sólo un Ford Falcon me quita, con cada una de sus rueditas y mi pie en un fusil. Dos años de interrogatorio llevaron por fin a Atilio Perez Arena a la cárcel de Punta Arenas, desde allí Atilio intentó tocar el piano y atando cabos al final llegó a coronel, vestido de ese modo pudo fugarse de la realidad sin que nadie se diera cuenta y fue así como se terminaron por él todas las farras, y su cuerpo enfermo no resistió mas. Acudieron a su mente recuerdos de otros tiempos, otros momentos interrogantes, pero era inútil, él ya no estaba. Por un solo instante creímos que nos estábamos volviendo locos con tantas preguntas. Dónde están los anteojos, dónde están los lápices, dónde está la manteca, dónde está la ropa, dónde están los que se han ido, dónde el que aplastó el tomate en la kermesse, dónde está Baigorri, que llueva, que llueva, ¿Baigorri está en la cueva?, pero de pronto pusimos fin a todos nuestros interrogantes, yo les dije: ¿Porqué no me llaman a mi?, ¿A vos?, si tontos, al señor. Y me llamaron a mí que a todas las preguntas las contesto con un soberano PUNTO.